lunes, 6 de octubre de 2014

Los Platillos Volantes


Los Platillos Volantes

 

No te alarmes que es no es otro escrito sobre el famoso tango del coro “Los Bichitos de Luz”.

En esta ocasión me refiero a un dulce (durse en Cádiz, donde suena con compás, algo así como un el son de Santiago de Cuba) que se elaboraba en Cádiz allá por los años 50 y que se extendió hasta los comienzos de la década de los noventa, en que desaparecen como el concepto “calidad de vida” impuesto por los chicos del simpático Montorito.

A ese platillo volante que hace unos días me pidió la receta mi amigo de instituto J.A. (Que por cierto y sin que él se entere, está hecho una mierda desde que se puso a  régimen de no beber cerveza y no comer chicha, un asquito, con lo nutridito que antes me era.), a ese que se niega a resurgir del obrador de la calle la Torre, a ese es al que quiero aludir.

No he encontrado nada de su elaboración; incluso “molestando” a mis amigos de nobles fogones y cucharones de rancios abolengos, sabedores de lo divino y humano en cuanto a cocina se refiere.

Así que mucho me temo, querido J.A., que en lo que se refiere a platillos volantes, vas a tener que contactar con el tal Iker Jiménez, y si quieres recordar algo rancio mientras tanto, invoca a la muñeca inflable que hacía de copiloto del Seat 600 comercial del individuo de Los Picos Brasileños en la sucursal de la Plaza de Mina.

Un fuerte abrazo y date un pequeño homenaje con el menudo de mi amiga Inés, de la Tabernita de la calle de la Palma, te vendrá bien y te alimentará barriguita y alma.
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